La relación entre música, acústica y arquitectura ha sido una constante en la historia. Durante el periodo barroco, compositores como Bach, Händel, Corelli y Vivaldi compusieron sus obras para que se las interpretaran en íntimos salones de palacios. En el periodo clásico, Haydn, Mozart y Beethoven interpretaron sus obras en espacios más afines a las salas actuales, aunque mucho más pequeñas que las que surgirían entre fines del siglo XVIII y mediados del XIX, con la popularización de los conciertos. Por tanto, cada periodo histórico planteó nuevas necesidades de reverberación sonora acordes a su repertorio.
El proyecto acústico de la Sala São Paulo fue desarrollado por la firma estadounidense Artec Consultants, especializada en diseño acústico. Su enfoque consideró la diversidad de programas artísticos previstos para el espacio. En 2013, la consultora fue adquirida por el grupo multinacional Arup.
La excepcional calidad sonora del espacio, reconocida a nivel internacional, resulta de la perfecta integración de elementos clave: la disposición de los balcones —con sus característicos diseños frontales—, la configuración del escenario, la ausencia de alfombras y cortinas, el grosor específico de la madera en el escenario, el diseño de las butacas, el grosor de las paredes, el techo móvil que define nuestra identidad. Además de Artec Consultants, participaron el consultor acústico José Augusto Nepomuceno y el arquitecto Nelson Dupré, autor del diseño de restauración. Destaca igualmente la contribución del arquitecto Ismael Solé, así como la del ingeniero de sonido y director de orquesta Christopher Blair, junto con el ingeniero Bernard Baudouin, de Akustiks.
